
Los militares, hegemonizados por el sector azul miraban con recelo al nuevo gobierno, cuyos lazos mas fuertes habían sido el sector colorado.
Las organizaciones sindicales también ejercieron una implacable oposición. La CGT llevo adelante en 1964 un plan de lucha, cuyos objetivos eran la obtención de mejoras salariales, el control de precios y el levantamiento de la proscripción del peronismo. La demostración de fuerza que implicó este plan no tenía como destinatario exclusivo al gobierno de Illia: también procuraba mostrarle a Perón el peso creciente del liderazgo sindical.
También en 1964 el sindicalismo tomó una iniciativa audaz: intentar traer a Perón de vuelta a la Argentina. Pero esto fue frustrado por el gobierno argentino que, ante la presión militar, reclamó al gobierno brasileño que detuviera el avión en el que viajaba Perón y su comitiva. El avión fue detenido en Rio de Janeiro y obligado a regresar a España.
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